Murió Mingo Pérez, leyenda del Carnaval de Barranquilla

Tristeza en el sonar de los tambores de Congo, falleció Domingo ‘Mingo’ Pérez, verseador de la tradicional danza del Torito Ribeño, una de las figuras emblemáticas de los cantadores de la música de Congo del Carnaval de Barranquilla

El verseador de la danza El Torito Ribeño deja un enorme legado en la fiesta currambera.

Fueron 54 los años que estuvo Mingo Pérez marcando con creatividad, humor y fortaleza los versos de la danza El Torito. Así se convirtió en una celebridad del Carnaval de Barranquilla. Este sábado, poco antes del mediodía, después de 82 calendarios, se apagó la vida de quien nació en Barrancabermeja y se hizo currambero habitando el barrio Montes. 

“Fue por allá en 1949 la primera vez que tiré un verso. El director y los compañeros de la danza dijeron: ¿por qué no dejan que el Mono Mingo eche un versito?”, y fue cuando empecé a cantar. Recuerdo que me gané ese día dos pesos. En ese tiempo existía billete de ese valor, y guardé ese dinero como por una semana de la emoción de haberme ganado esa plata”, relató Pérez a este diario hace poco más de un lustro. 

La capacidad para ser repentino con los versos y una vitalidad extraordinaria en su voz lo hizo diferente a cualquier otro competidor. Vivió muchos carnavales y recordaba con alegría los cambios que para bien trajo el tiempo. “Se acabó eso de pegarnos y tirarnos piedras entre congos. Entendimos que la esencia de nuestra fiesta es la paz. No podemos invitar gente de todos los lugares del mundo para luego comportarnos de esa manera”, contó alguna vez conmovido. 

Mingo enfrentó desde hace varios años problemas de movilidad por una cirugía que le fue hecha en la cadera. A esto se sumaron inconvenientes en su próstata, los cuales fueron alejándolo de los desfiles. Su despedida fue al interior de la clínica Reina Catalina. 

Versos como: “El toro de Cartagena Campo Elías no se cogió. El toro es barranquillero para bienes del folclor”, o “Déjame cantá un ratico, yo también quiero cantá. Pa’ cantarle a este Torito en sábado de Carnaval”.

“Mi papá lloró la primera vez que lo reemplacé con los versos y me vio en la Batalla de Flores por televisión. Desde que se enfermó yo lo llevaba a las tardes de danza o todos los eventos en tarima. Cantábamos juntos y eso para él no tenía precio. Luego en los desfiles me mandaba con la bendición”, recordó José Pérez, el menor sus descendientes.

¡Mingo el cielo te recibe para seguir cantando con sus ángeles!

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